
Tarta integral de zapallitos y ricota
En tiempos donde se busca comer más sano sin resignar sabor ni practicidad, la tarta integral de zapallitos y ricota se impone como una alternativa accesible, versátil y muy fácil de preparar. No se trata solo de una opción vegetariana más: esta receta gana terreno tanto en cocinas caseras como en viandas laborales o cenas livianas, gracias a su equilibrio entre saciedad, nutrientes y ligereza.
A diferencia de las clásicas tartas con masa hojaldrada o manteca, esta versión se construye a partir de una masa integral liviana, sin grasas animales. Es ideal para quienes siguen una alimentación con menos productos ultraprocesados o buscan reducir harinas refinadas. Además, el relleno combina ingredientes nobles y económicos: zapallitos hervidos, cebolla salteada, ricota descremada y una buena dosis de condimentos que elevan el resultado final sin sumar calorías innecesarias.
El procedimiento no requiere conocimientos avanzados ni equipamiento profesional. Lo fundamental está en elegir buenos productos y tomarse unos minutos para preparar todo con tiempo. La masa, por ejemplo, puede armarse en casa con harina integral, aceite de girasol o de oliva, un poco de agua tibia y sal. Amasando unos minutos y dejando descansar, ya se tiene la base lista para estirar y llevar al molde. Lo importante es que no lleva manteca, lo que la hace más liviana y apta para quienes cuidan su colesterol o siguen planes alimentarios controlados.
Los zapallitos, por su parte, se cocinan apenas en agua caliente con sal para ablandarlos, pero sin que pierdan su textura. Lo ideal es no dejarlos demasiado tiempo, así no se deshacen. Luego se escurren bien y se integran con cebolla previamente salteada en una sartén con apenas un chorrito de aceite. Ahí es donde empieza a armarse el corazón de esta tarta: se incorpora la ricota descremada —mejor si es fresca, de dietética o supermercado—, se mezcla todo y se sazona al gusto. Pimienta negra, nuez moscada, orégano seco o incluso un toque de cúrcuma, suman profundidad al sabor.
Una vez todo listo, solo queda volcar el relleno sobre la masa integral y llevar al horno precalentado. En unos 30 minutos, cuando la masa esté firme y el relleno dorado por encima, la tarta está lista para salir. Lo bueno es que puede servirse caliente apenas hecha, tibia a temperatura ambiente o incluso fría de heladera, ideal para los días de calor o para llevar al trabajo en un contenedor.
Además de ser una alternativa sin carne, este plato tiene una ventaja que no es menor: es muy saciante sin caer pesado. El aporte de fibra de la harina integral, junto con la proteína de la ricota y la textura del zapallito, logran una combinación que llena el estómago con porciones moderadas. Es una receta especialmente útil para quienes buscan comer más verduras, controlar los hidratos o simplemente variar el menú semanal sin gastar de más.
La tarta integral de zapallitos y ricota se convirtió, sin mucho ruido, en una favorita de quienes cocinan para varios días o buscan soluciones simples para cenas livianas. Con una ensalada fresca o un caldo liviano como entrada, se transforma en un plato completo. Y si se quiere hacer en porciones individuales, también se puede dividir en moldes chicos y tener mini tartitas listas para frizar.
Al final, se trata de volver a lo básico: una receta de siempre, pero adaptada a los nuevos hábitos. Más verduras, menos grasa, más sabor y menos complicaciones. En un mundo cada vez más apurado, tener una tarta así en la heladera puede ser el mejor plan del día.
Guiso de lentejas con verduras
En tiempos donde cada vez más personas buscan opciones sabrosas pero livianas, el guiso de lentejas con verduras se gana un lugar protagónico en la mesa. Esta versión moderna deja de lado el clásico chorizo colorado, pero no por eso pierde carácter. Al contrario: el sabor profundo lo aportan ingredientes bien elegidos como la zanahoria, el apio, el puerro y un toque justo de pimentón ahumado, que le da ese aroma reconfortante que nos recuerda a la cocina de la abuela.
Las lentejas, protagonistas absolutas, no sólo llenan el plato: también suman fibra, hierro y proteína vegetal, lo que contribuye a mantener estables los niveles de glucosa. Es una receta ideal para quienes quieren cuidar su alimentación sin resignar gusto. Además, es económica, rendidora y permite jugar con las verduras de estación, lo que la vuelve aún más versátil.
Este guiso demuestra que no hace falta carne ni embutidos para lograr un plato de cuchara sabroso y contundente. Una invitación a reconectar con la cocina casera, esa que alimenta el cuerpo y también el alma.
Pescado al horno con limón y hierbas
En tiempos donde la comida casera vuelve a ganar terreno frente a las opciones rápidas y cargadas de grasas, aparece un clásico que nunca falla: el pescado blanco al horno con limón y hierbas. Una preparación que no sólo es fácil y accesible, sino que además tiene el plus de ser liviana y muy buena para el cuerpo.
La clave está en elegir un pescado blanco fresco —puede ser merluza, lenguado o incluso brótola— y dejar que los sabores simples hagan su trabajo. Unas rodajas finitas de limón por encima, orégano seco, un toque de ajo picado y apenas un chorrito de aceite de oliva bastan para que el horno se encargue del resto.
Este tipo de platos no sólo tiene el beneficio de ser bajo en grasas, sino que aporta proteínas de muy buena calidad, lo cual es ideal para quienes buscan comer sano sin resignar sabor. Además, no hace falta complicarse: con una guarnición de verduras al vapor o un poco de arroz yamaní, tenés un almuerzo o cena completa en menos de media hora.
En épocas donde todo parece acelerado, volver a lo simple puede ser una forma de cuidarse. Y este pescado al horno con limón y hierbas es un buen punto de partida.