Los argentinos no solo tenemos que abrazarnos y contagiarnos de unión, sólo
cuando juega la Selección mayor de fútbol. Los argentinos somo algo más que
una sociedad complicada. Tenemos que empezar querernos más. Primero
respetarnos, y luego querernos más.

Necesitamos hablar menos y abrazarnos más (Fotografía: David Danaher)
Siempre que vemos la televisión: diferencias. Siempre que escuchamos a
algún político: diferencias. Siempre que escuchamos hablar a un
¡Presidente!: ¡Diferencias!.
Pareciera que las diferencias es parte de nosotros. Está tan dentro
nuestro, que lo naturalizamos. ¡Y es más!. Quién no alentó a algún político
o algún conocido a que haga más y más para terminar de ganarle a
alguien que quizás ya perdió la batalla. ¿Qué más queremos ganar?, ¿Qué más
tenemos que discutir?.
A dónde nos lleva la rivalidad, el egoísmo o el egocentrismo, y todas las
palabras que comiencen en ego. A dónde queremos ir.. y a dónde nos lleva
esto.
Tanto tenemos que aprender de los bebés, de su sabiduría. De su falta de
maldad. Un nene pequeño puede ser más sabio que 100 políticos viejos.
Los actos en las plazas públicas, aquellos que se llenan de colores.
Alegran al corazón, pienso. Donde haya colores, hay esperanza.
La última vez que Argentina estuvo en el Mundial, en aquel partido que
ganamos por penales contra Holanda, recuerdo a mucha gente salir a la calle
y saludarse sin siquiera conocerse muchos. Ese sentimiento de sinceridad. De
nula maldad. Esa sensación de que alguien se te acerque y no pensar en nada
malo. Hace tanto tiempo no siento eso.
Por eso pienso, necesitamos hablar menos y abrazarnos más. ¡Ya, para de
hablar un poco y démonos un abrazo!. Un abrazo sincero, sin ningún interés,
sin nada en particular. Un momento de silencio, y pensar. Somos todos
iguales. Yo soy igual a aquél, o aquél que está cruzando la esquina justo
ahora, o aquellos que vuelven del trabajo cansados.
¡Somos todos iguales gente!, ¡necesitamos hablar menos y abrazarnos
más!
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