Javier Milei elegirá confrontar con Kicillof mientras espera la reacción política de Máximo Kirchner

El Presidente mueve sus fichas, mientras el kirchnerismo define su carta más fuerte: Máximo Kirchner o Axel Kicillof
Las tensiones internas del kirchnerismo y los ataques de Milei reordenan el tablero político de cara a las elecciones.

La pelea por el control político de la Provincia de Buenos Aires volvió a calentarse. Esta vez, Javier Milei apuntará directamente a Axel Kicillof, aunque en el fondo hay otro apellido que lo motiva: Kirchner. Con Cristina cada vez más lejos del protagonismo electoral por encontrarse en prisión domiciliaria, todas las miradas se enfocan en lo que pueda decidir su hijo, Máximo.
La estrategia que Milei había armado para el año electoral se empezó a desarmar apenas Cristina fue condenada y pasó a cumplir su pena desde su casa. Eso obligó al Presidente a barajar de nuevo su estrategia política. Ya lo había hecho antes, cuando la Ciudad de Buenos Aires decidió adelantar las elecciones. Después pasó lo mismo en la Provincia.

Ahora el foco está en la Tercera Sección Electoral. El sector bonaerense es clave. Milei sabe que si logra hacer pie ahí, podría ganar la provincia. Por eso necesita a un kirchnerismo fuerte del otro lado, alguien con quien confrontar. Y si no está Cristina, podría ser Kicillof o mejor aún, para Milei, Máximo Kirchner.

Mientras espera la decisión de Máximo, el Presidente ya comenzó a usar a Kicillof como blanco principal. Lo tildó de "pichón de Stalin" y redobló sus críticas cada vez que puede. Su estilo sigue siendo el mismo: confrontación directa y ataques a la vieja política, en la que incluye no solo a los dirigentes, sino también a los periodistas.
En paralelo, Kicillof intenta acomodarse dentro del universo kirchnerista, aunque no la tiene fácil. Cristina quiere tener el control absoluto sobre las candidaturas y exige que todos se alineen a su figura. Eso incluye al gobernador, que tiene su propio grupo político, Movimiento Derecho al Futuro, pero que encuentra trabas desde adentro.

Cada vez que puede, La Cámpora le baja el precio a Kicillof. No lo ven como el heredero natural, y mucho menos como alguien que pueda marcar la agenda. Esa tensión interna frena cualquier posibilidad de unidad clara. Aunque, con las elecciones cada vez más cerca, los tiempos empiezan a apretar.

En ese escenario, reapareció Sergio Massa. Aunque sin la centralidad de antes, intenta mediar para que no se rompa del todo la estructura kirchnerista. Su espacio, el Frente Renovador, busca tender puentes y evitar una interna que termine en derrota.

Cristina, desde su departamento en Recoleta, sigue atenta cada movimiento. Aunque se muestra activa, cada vez le cuesta más mantener la centralidad. Para evitar el desgaste, trata de mantener movilizados tanto a los militantes como a los dirigentes más leales. No quiere que los intendentes se le escapen ni que los gobernadores armen sus propios caminos.

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