Estas costumbres se transmiten hace generaciones y siguen vigentes. Te contamos
cuáles son las más elegidas y por qué tanta gente confía en ellas
¿Influye la suerte en la vida diaria? Algunos creen que sí, otros buscan
equilibrar la energía con costumbres populares (iStock)
La idea de la mala suerte sigue presente en muchas personas. A pesar de que la ciencia no la respalda, son miles los que confían en ciertos hábitos para cortar con esa racha negativa. Hay quienes aseguran que estos gestos simples les devuelven calma y esperanza.
En distintos países, los rituales contra la mala energía son costumbre. Argentina no se queda atrás: tenemos mezclas de tradiciones que vienen de Europa, América y África. Aunque no exista prueba concreta, muchos sienten que les cambia el ánimo. Uno de los clásicos es tirar sal por el hombro izquierdo. La creencia dice que así se aleja el mal. Este gesto se repite cuando algo sale mal o se derrama sal por accidente. No hay una explicación lógica, pero quienes lo hacen dicen sentir alivio después.
Otro recurso es llevar amuletos. Entre los más buscados están el trébol de cuatro hojas, el cuerno de coral o incluso un diente de ajo. Todos representan protección. En Argentina, también aparece la fe en San Cayetano, donde la espiga de trigo es símbolo de prosperidad.
Las costumbres ligadas a la religión y a lo simbólico son frecuentes. Persignarse antes de salir, hacer la cruz con sal en la puerta o tocar madera son gestos que muchos repiten sin dudar. Incluso el ritual de quemar muñecos en Año Nuevo nació como un modo de dejar atrás lo malo y empezar un ciclo nuevo. Hay amuletos menos conocidos, como el grisgrís, que viene de África. Es una bolsita con objetos naturales, bendecida para atraer protección. Aunque no es común en Argentina, algunos lo usan como defensa contra lo negativo.
También hay otra mirada que se enfoca en la mente. Para algunos, la suerte no existe. Ellos dicen que todo depende de la actitud. Creer en estas prácticas puede servir, no por lo mágico, sino porque genera calma y seguridad. Esa sensación ayuda a pensar mejor y actuar con más confianza.
Los psicólogos explican que cuando alguien realiza un ritual, activa un efecto psicológico. Esa persona siente que tiene control y eso baja la ansiedad. No se trata de un poder oculto, sino de cómo se interpreta la situación.
Aunque parezcan cosas chicas, estas prácticas dan un respiro emocional. Y si eso ayuda a encarar el día con más optimismo, muchos creen que vale la pena. Lo importante es no depender solo de eso, sino usarlo como un empujón anímico. Por eso, si estás pasando un mal momento, podés probar alguna de estas ideas. Tirar sal, usar un amuleto o tocar madera puede ser simbólico, pero a veces lo simbólico tiene fuerza. Sobre todo, cuando la mente necesita calma.
En la vida cotidiana, estas creencias siguen firmes. Nadie puede garantizar que cambien tu destino, pero sí está claro que generan bienestar en muchas personas. Y en tiempos de incertidumbre, hasta el gesto más simple puede significar mucho.
Al final, todo se reduce a esto: encontrar algo que te haga sentir bien. Si eso significa llevar un trébol en la billetera o tirar sal por encima del hombro, adelante. Lo importante es que funcione para vos.
Más allá de las explicaciones, hay algo cierto: cada persona busca su manera de recuperar el equilibrio. Algunos lo hacen rezando, otros con supersticiones. Al fin y al cabo, son señales para recordarnos que no todo está perdido, que siempre hay otra oportunidad.

La idea de la mala suerte sigue presente en muchas personas. A pesar de que la ciencia no la respalda, son miles los que confían en ciertos hábitos para cortar con esa racha negativa. Hay quienes aseguran que estos gestos simples les devuelven calma y esperanza.
En distintos países, los rituales contra la mala energía son costumbre. Argentina no se queda atrás: tenemos mezclas de tradiciones que vienen de Europa, América y África. Aunque no exista prueba concreta, muchos sienten que les cambia el ánimo. Uno de los clásicos es tirar sal por el hombro izquierdo. La creencia dice que así se aleja el mal. Este gesto se repite cuando algo sale mal o se derrama sal por accidente. No hay una explicación lógica, pero quienes lo hacen dicen sentir alivio después.
Otro recurso es llevar amuletos. Entre los más buscados están el trébol de cuatro hojas, el cuerno de coral o incluso un diente de ajo. Todos representan protección. En Argentina, también aparece la fe en San Cayetano, donde la espiga de trigo es símbolo de prosperidad.
Las costumbres ligadas a la religión y a lo simbólico son frecuentes. Persignarse antes de salir, hacer la cruz con sal en la puerta o tocar madera son gestos que muchos repiten sin dudar. Incluso el ritual de quemar muñecos en Año Nuevo nació como un modo de dejar atrás lo malo y empezar un ciclo nuevo. Hay amuletos menos conocidos, como el grisgrís, que viene de África. Es una bolsita con objetos naturales, bendecida para atraer protección. Aunque no es común en Argentina, algunos lo usan como defensa contra lo negativo.
También hay otra mirada que se enfoca en la mente. Para algunos, la suerte no existe. Ellos dicen que todo depende de la actitud. Creer en estas prácticas puede servir, no por lo mágico, sino porque genera calma y seguridad. Esa sensación ayuda a pensar mejor y actuar con más confianza.
Los psicólogos explican que cuando alguien realiza un ritual, activa un efecto psicológico. Esa persona siente que tiene control y eso baja la ansiedad. No se trata de un poder oculto, sino de cómo se interpreta la situación.
Aunque parezcan cosas chicas, estas prácticas dan un respiro emocional. Y si eso ayuda a encarar el día con más optimismo, muchos creen que vale la pena. Lo importante es no depender solo de eso, sino usarlo como un empujón anímico. Por eso, si estás pasando un mal momento, podés probar alguna de estas ideas. Tirar sal, usar un amuleto o tocar madera puede ser simbólico, pero a veces lo simbólico tiene fuerza. Sobre todo, cuando la mente necesita calma.
En la vida cotidiana, estas creencias siguen firmes. Nadie puede garantizar que cambien tu destino, pero sí está claro que generan bienestar en muchas personas. Y en tiempos de incertidumbre, hasta el gesto más simple puede significar mucho.
Al final, todo se reduce a esto: encontrar algo que te haga sentir bien. Si eso significa llevar un trébol en la billetera o tirar sal por encima del hombro, adelante. Lo importante es que funcione para vos.
Más allá de las explicaciones, hay algo cierto: cada persona busca su manera de recuperar el equilibrio. Algunos lo hacen rezando, otros con supersticiones. Al fin y al cabo, son señales para recordarnos que no todo está perdido, que siempre hay otra oportunidad.