Candelaria tenía 24 años. Atacaron para robarle el auto, su billetera y su celular. Todo ocurrió entre la 1 y 2 de la madrugada
Una noche trágica en González Catán encendió el reclamo de toda una comunidad.
El crimen de Candela Santa María sacudió a González Catán en la madrugada del sábado. Tenía 24 años, manejaba un Fiat Cronos que todavía pagaba en cuotas y hacía viajes con aplicaciones para sumar ingresos. A las pocas horas de su muerte, familiares y vecinos cortaron la Ruta 3 a la altura de Laferrere para exigir que el caso no quede impune. Candela fue atacada entre la una y las dos de la mañana, cuando fue a buscar a un supuesto pasajero en la esquina de Coronel Ramos y La Bastilla. Según la investigación, el hombre que la esperaba le disparó en su auto y le robó el celular y la billetera. El auto, en cambio, no lo llevó.
Su primo Fernando contó que todo se trató de una emboscada. Dijo que la víctima era conocida en la zona y que alguien pidió el viaje sabiendo que ella iba a llegar sola. “Le hicieron una cama”, aseguró con bronca frente a las cámaras.
Mientras el cuerpo de la joven era llevado a la morgue para la autopsia, los vecinos tomaban la ruta. Allí, con carteles y aplausos, pidieron más seguridad y justicia. El corte en el kilómetro 28 reunió a familiares, amigos y también a desconocidos que se acercaron por indignación.
El fiscal Diego Rulli, de la UFI de Homicidios, quedó a cargo de la causa. Desde temprano, tomó declaraciones a testigos y ordenó medidas de urgencia. Entre ellas, el análisis de cámaras de seguridad de la zona, donde se habría registrado al sospechoso escapando tras los disparos. Fernando, que encabezó la protesta, aseguró que ya saben quién es el responsable. “Lo tenemos identificado y se lo pasamos a la policía”, dijo. También remarcó que su prima apenas ganaba lo suficiente para pagar el auto, que todavía estaba abonando en cuotas.
Candela fue atacada entre la una y las dos de la mañana cuando fue a buscar a un supuesto pasajero.
Según los testimonios, Candela era de familia muy unida y con un grupo amplio de amigos. Tenía pensado celebrar su cumpleaños el próximo 9 de septiembre, cuando iba a cumplir 25 años. Ese plan se transformó en un duelo anticipado para todos sus seres queridos. El relato de sus allegados deja en claro que el crimen no fue un simple robo al azar. Para ellos, la atacaron personas que la conocían y que sabían de sus movimientos. “Le sacaron el celular y la plata, nada más. No se llevaron el coche. Eso muestra que la buscaban a ella”, señalaron entre lágrimas.
El caso generó un fuerte impacto en redes sociales. Mensajes de enojo, tristeza y pedidos de justicia llenaron las publicaciones vinculadas al asesinato. Vecinos de otras localidades del Conurbano también se sumaron al reclamo, recordando hechos similares que nunca fueron esclarecidos.
Candela había empezado a manejar con las aplicaciones hacía poco. Lo hacía en los ratos libres, porque necesitaba más ingresos para terminar de pagar el Cronos. Sus amigos contaron que, a pesar del cansancio, mantenía la rutina con entusiasmo, convencida de que en poco tiempo iba a poder saldar la deuda. En la fiscalía, además de testigos, declararon familiares directos. Todos insistieron en que la investigación avance rápido y no se frene. “No queremos que se pierda en los papeles”, dijeron con firmeza al salir del edificio judicial.
La comunidad de La Matanza permanece movilizada. Se espera que en los próximos días haya nuevas marchas, mientras la Justicia define si logra detener al principal sospechoso. La bronca en la zona es grande y el recuerdo de Candela quedó marcado para todos.
El crimen de la joven reabrió la discusión sobre la inseguridad en el Conurbano. Cada hecho violento suma reclamos, pero pocos resultados. Candela se transformó en el nuevo nombre de una larga lista que las familias repiten en cada protesta.

El crimen de Candela Santa María sacudió a González Catán en la madrugada del sábado. Tenía 24 años, manejaba un Fiat Cronos que todavía pagaba en cuotas y hacía viajes con aplicaciones para sumar ingresos. A las pocas horas de su muerte, familiares y vecinos cortaron la Ruta 3 a la altura de Laferrere para exigir que el caso no quede impune. Candela fue atacada entre la una y las dos de la mañana, cuando fue a buscar a un supuesto pasajero en la esquina de Coronel Ramos y La Bastilla. Según la investigación, el hombre que la esperaba le disparó en su auto y le robó el celular y la billetera. El auto, en cambio, no lo llevó.
Su primo Fernando contó que todo se trató de una emboscada. Dijo que la víctima era conocida en la zona y que alguien pidió el viaje sabiendo que ella iba a llegar sola. “Le hicieron una cama”, aseguró con bronca frente a las cámaras.
Mientras el cuerpo de la joven era llevado a la morgue para la autopsia, los vecinos tomaban la ruta. Allí, con carteles y aplausos, pidieron más seguridad y justicia. El corte en el kilómetro 28 reunió a familiares, amigos y también a desconocidos que se acercaron por indignación.
El fiscal Diego Rulli, de la UFI de Homicidios, quedó a cargo de la causa. Desde temprano, tomó declaraciones a testigos y ordenó medidas de urgencia. Entre ellas, el análisis de cámaras de seguridad de la zona, donde se habría registrado al sospechoso escapando tras los disparos. Fernando, que encabezó la protesta, aseguró que ya saben quién es el responsable. “Lo tenemos identificado y se lo pasamos a la policía”, dijo. También remarcó que su prima apenas ganaba lo suficiente para pagar el auto, que todavía estaba abonando en cuotas.

Según los testimonios, Candela era de familia muy unida y con un grupo amplio de amigos. Tenía pensado celebrar su cumpleaños el próximo 9 de septiembre, cuando iba a cumplir 25 años. Ese plan se transformó en un duelo anticipado para todos sus seres queridos. El relato de sus allegados deja en claro que el crimen no fue un simple robo al azar. Para ellos, la atacaron personas que la conocían y que sabían de sus movimientos. “Le sacaron el celular y la plata, nada más. No se llevaron el coche. Eso muestra que la buscaban a ella”, señalaron entre lágrimas.
El caso generó un fuerte impacto en redes sociales. Mensajes de enojo, tristeza y pedidos de justicia llenaron las publicaciones vinculadas al asesinato. Vecinos de otras localidades del Conurbano también se sumaron al reclamo, recordando hechos similares que nunca fueron esclarecidos.
Candela había empezado a manejar con las aplicaciones hacía poco. Lo hacía en los ratos libres, porque necesitaba más ingresos para terminar de pagar el Cronos. Sus amigos contaron que, a pesar del cansancio, mantenía la rutina con entusiasmo, convencida de que en poco tiempo iba a poder saldar la deuda. En la fiscalía, además de testigos, declararon familiares directos. Todos insistieron en que la investigación avance rápido y no se frene. “No queremos que se pierda en los papeles”, dijeron con firmeza al salir del edificio judicial.
La comunidad de La Matanza permanece movilizada. Se espera que en los próximos días haya nuevas marchas, mientras la Justicia define si logra detener al principal sospechoso. La bronca en la zona es grande y el recuerdo de Candela quedó marcado para todos.
El crimen de la joven reabrió la discusión sobre la inseguridad en el Conurbano. Cada hecho violento suma reclamos, pero pocos resultados. Candela se transformó en el nuevo nombre de una larga lista que las familias repiten en cada protesta.
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